Crónica diaria

Texto y fotos: José Manuel González

Día 13, llegada de los pilotos.

A lo largo de la tarde, los pilotos han ido inscribiéndose en el local (Ikastola Arangoiti) donde se ubica la organización. A las 9 se celebró una reunión informativa con los pilotos presentes y, a las diez, una cena de bienvenida con más de cien asistentes.


Reunión de pilotos (Pulsar para ampliar)
Casti, el director del campeonato (a la izquierda), se explica. El que levanta la mano es el "incombustible" Manolo Gómez de Pablos.


Día 14, primera manga (buen comienzo)

Inestabilidad como los días anteriores al campeonato. Situación de sur flojo que impide la entrada del viento norte. A mediodía se ven desarrollos poco activos sobre las cordilleras, en cambio, los valles están libres de nubes. El calor aprieta en ellos, acentuado por la falta de viento.

La manga consiste en un circuito con balizas en Guasillo, Baillo (cerca de Jaca) Embún y gol en Berdún. 98 kilómetros.

La inestabilidad crea potentes térmicas a lo largo de la Sierra de Leyre, que transporta rápidamente a los pilotos hasta el final de la ladera. Desde allí, unos eligen seguir por las laderas al norte y otros, los menos, avanzan con más dificultades por el centro del valle, casi despejado y recibiendo descendencias de los cúmulos que se desarrollan en las laderas del sur.

Alcanzar la primera baliza se cobra un buen número de participantes por estar situada en una zona de laderas bajas, generalmente poco productoras de térmicas. Una vez superada esta, los pilotos supervivientes alcanzan con relativa facilidad el resto de las balizas (ya volviendo hacia Berdún) y llegan bastantes a gol (unos 18 a la hora de redactar esta crónica)

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Briefing


Despegue


Desarrollos hacia Jaca


Impresionante, la Atos VR

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Día 15, (manga cancelada)

Más inestabilidad. A las diez de la mañana ya hace calor y se ven los primeros desarrollos. Se sube muy temprano y a la una menos cuarto se abre la manga. Es un recorrido sencillo, apto para hacerse rápido. Es un intento de que los pilotos estén en gol o cerca antes de que los congestus se transformen en tormentas.

Primera baliza en Asso-Veral, después Isuerre y gol en Eslava. Excepto el recorrido por la ladera, que se hace a primera hora, el resto se haría por terrenos seguros, casi llanos.

Al poco de salir los primeros pilotos uno de los congestus situados sobre la segunda baliza comienza decididamente a transformarse en cúmulo nimbo, y antes de que se cierre la ventana de salida ya está descargando en la zona. Casti, después de consultar por radio a los componentes del comité de seguridad, decide cancelar la manga.

Varios pilotos, los más adelantados, se mojaron en pleno vuelo, algunos de ellos lo hicieron en el aterrizaje y, los más avispados, volvieron desde el lugar en el que les fue comunicada la cancelación de la manga volando, aprovechándose de las excelentes condiciones, y aterrizaron cerca de Lumbier, en terreno libre de nubes. Una hora después caía sobre la localidad una impresionante tromba de agua y granizo.


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Aunque parezca increíble, de la primera a la segunda foto ha transcurrido poco más de una hora. El cúmulo descarga sobre la segunda baliza.


Día 16, segunda manga (casi, casi perfecta)

Previsión de norte flojo al mediodia. Persiste la inestabilidad, pero, en la zona situada al oeste del despegue, las lluvias del día anterior han refrescado lo suficientemente el terreno como para alejar el riesgo de tormentas tempranas.

Se elige una prueba en la que los pilotos no tengan que superar hacia el este la línea detrás de la cual se supone que se desarrollarán las tormentas, y casi se acierta con precisión milimétrica, pues el punto más cercano a esa línea, el gol en el Embalse de la Sotonera, queda libre de la influencia de los cúmulos nimbo hasta diez minutos antes de cerrar la manga.

La prueba consiste en un recorrido de poco más de cien kilómetros con balizas en Isuerre (la baliza que fue imposible de hacer el día anterior) Sos del Rey Católico, Sádaba y gol en el Embalse de la Sotonera, cerca de Huesca.

El viento en el despegue, del oeste, sigue la línea del cordal, lo que hace muy peligroso la salida por cualquiera de las dos vertientes, por lo que se opta por montar el la antigua salida norte.

Los despegues no son fáciles, ya que el viento llega cruzado de la izquierda, y las peleas de los pilotos que salen los primeros por mantenerse en vuelo desaniman a los demás.

El valle al sur, una vez atravesada la ladera hacia atrás, hace de criba y muchos pilotos aterrizan entre el despegue y la segunda baliza. El cielo está parcialmente cubierto y los espacios entre las nubes son difíciles de superar. Quicu, el primer clasificado en la manga, elige un camino no directo que le lleva a unos cúmulos situados más al sur y supera a sus rivales, que pierden tiempo ganando la altura necesaria para superar la Sierra de La Peña bajo un cielo despejado.

Los valles al sur de Sos están más calientes que los del norte y ofrecen mejores apoyos a los pilotos supervivientes, aunque con algún que otro susto por exceso de confianza, y llegan al gol temprano, antes de que los desarrollos se unan en un gigantesco cúmulo nimbo que comienza a descargar. Esto sucede exactamente diez minutos antes del cierre de la manga, momento en el que el director de la competición, asesorado por miembros del comité de seguridad, decide cancelar la manga. Los pilotos en gol tuvieron que enfrentarse a una seria turbonada que movía incluso las alas plegadas en sus fundas. Medem, a pesar de que los pilotos presentes le prestaron ayuda, no consigue desmontar su Atos VR a tiempo y resulta averiada.

Sin embargo, a pesar de esta cancelación por motivos de seguridad, la manga es válida ya que hay pilotos que han llegado al gol.


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El cielo desde la segunda baliza, Sos del Rey Católico, mirando hacia el despegue (señalado con una flecha) a las 16:30.


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A la misma hora y del mismo lugar, el cielo hacia el gol, junto a la flecha, a la izquierda, el cúmulo nimbo que obligó a cancelar la manga diez minutos antes de la hora de cierre.


Día 17, tercera manga (fiesta en gol)

Como no, inestabilidad. Previsión de vientos flojos del sur y del suroeste. Casti opta por un circuito que, después de un cómodo recorrido de ladera que le proporcionará kilómetros, alejará a los pilotos de los previsibles focos tormentosos de los Pirineos y de la zonas situadas al este del despegue y que, previsiblemente, será completada por la mayoría de pilotos rápidamente, antes de que las tormentas se generalicen.

Baliza en Sigués, al final de la ladera, en Pamplona (Huarte) y gol en el aeródromo de Lumbier.

A diferencia de días anteriores, en el valle que llega, por Aoíz, hasta Pamplona, presenta a primera hora de la mañana cúmulos sobre las estribaciones que lo orillan. Nada más salir los pilotos se monta una impresionante calle de nubes detrás del despegue, aunque algunos pilotos como Quicu, que lidera la clasificación, y Manolo Gómez de Pablos, al que los años de experiencia parecen proporcionar una sustentación extra, deciden no perder tiempo tomando altura y van y vienen por la ladera a la altura justa para asegurar y viajar rápido.

Los pilotos que fueron por la calle de nubes vuelven por ella y viajan hacia Pamplona por las estribaciones del norte. Los que siguieron la ladera se ven obligados a ganar altura para cruzar con seguridad hacia las laderas de Peña Izaga, donde se está montando una bonita calle de nubes que promete mucho.

Muchos de los que eligieron ir por el norte, al ver las nubes se pasan al sur, y el resto decide viajar por donde iban, aunque, aparentemente, corriendo más riesgos.

Al final ambas opciones se muestran acertadas, ya que todo el valle tira y en muy poco tiempo casi todos se encuentran en la baliza de Pamplona, donde, tras hacer la baliza, encuentran fáciles apoyos en las laderas soleadas situadas al norte de Villava.

El regreso es fácil. El viento es flojo del suroeste y el valle se encuentra flanqueado por un frente tormentoso que cubre el Pirineo, a una distancia tal que no representa peligro pero que inestabiliza la zona lo suficiente como para que todos encuentren apoyos independientemente por donde viajen. Al final, más de la mitad de pilotos completan la prueba y aterrizan en gol.

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El ala del líder


Un pasajero no invitado


Dos generaciones: los Blay


Un fotógrafo fotografiado


Primeros en llegar a gol


Choque furgoneta-ala,
sin consecuencias.


Cielo sobre el gol, a las 16:30, poco antes de que llegaran los primeros pilotos. La flecha indica el despegue

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Día 18, cuarta manga (por fin, sin tormentas)

Aunque la previsión indicaba que la inestabilidad persiste, el día amanece con claras diferencias a los anteriores. El viento es del sureste, con rachas moderadas en el despegue. Al mediodía apenas se ven cúmulos en los montes más altos y los valles están libres de ellos.

La prueba, a semejanza del día anterior, se diseña para que los pilotos la completen rápidamente volando por zonas seguras, y contempla la variable del viento, que sopla netamente con más fuerza que los días anteriores.

Se repite el ida y vuelta de la ladera del día anterior, baliza en Sigués, en Liédena, en Imirizaldu, viento en cola desde el despegue, en Najurrieta, detrás de Peña Izaga, y vuelta al gol del día anterior, en Lumbier.

Los despegues son lentos pues es necesario salir entre racha y racha. Las dos primeras balizas son rápidamente alcanzadas por los pilotos, que cuentan con el apoyo dinámico de la ladera en las zonas donde la térmica escasea. El vuelo hacia atrás, hacia la tercera baliza es sencillo gracias a los techos (unos tres mil metros) y a que se realiza prácticamente viento en cola.

Alcanzar la cuarta baliza marca las diferencias y la mayor parte de los pilotos que "pinchan" lo hace aquí. A pesar de que la zona es, habitualmente, buena generadora de térmicas, la elección de donde buscar los apoyos es crucial. Algunos intentan remontar al oeste de la peña, donde existen unos pequeños valles cerrados que prometen, pero, debido a la dirección del viento, las térmicas se rompen por los rotores de sotavento que provocan las lomas de Celigueta.

Otros, la mayoría de los que llegaron a gol, prefieren buscar térmicas en las cercanías de la baliza y derivan hacia el noroeste, encontrando apoyos en las últimas estribaciones de la Sierra de Gonzallaz. Desde allí se dirigen directamente a gol, deteniéndose apenas una o dos veces para recuperar altura.

Al final, dieciocho pilotos completan la prueba.

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Hoy hace más viento.


Sangregorio, con su "chepa" aerodinámica.


Nada que ver con el cielo de ayer a la misma hora .


La prueba.


En gol, hay momentos en el que el aterrizaje se pone duro.


Y si no, que le pregunten a Manolo.


Dieciocho alas en gol.

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Día 19, manga anulada por mal tiempo


Día 20, viento y condiciones irregulares.

Después de toda una noche lloviendo, amanece un día despejado. A las diez comienzan a formarse algunas nubes debidas a la evaporación de la humedad del suelo, pero poco a poco desaparecen y dejan el cielo limpio, con apenas algunos cúmulos sobre las cumbres más altas.

A las doce y media se miden rachas de cincuenta en el despegue, pero, al poco la velocidad del viento cae ligeramente y los ciclos térmicos permiten los despegues, con precaución, entre racha y racha.

La prueba es muy similar a la del día diecisiete, pero más corta. Baliza en Sigués y después, un tramo viento en cola hasta una baliza que no figura entre las oficiales: un hospital situado a unos kilómetros al norte de Pamplona. El gol se sitúa en Aoíz, a medio camino de vuelta hacia el gol de los días anteriores, en Lumbier. Este gol se elige pensando que la vuelta con el viento enfrentado desde la segunda baliza puede ser problemática.

La ida hacia Sigues es un paseo y cuando los pilotos vuelven de la segunda baliza las condiciones mejoran espectacularmente en la ladera. Las térmicas se vuelven potentes y los techos suben permitiendo a los pilotos saltar hacia sotavento con facilidad. Esta mejora de las condiciones, que no se dio en el valle, engañó a muchos, que se confiaron y quisieron hacer la transición hacia la segunda baliza a toda velocidad. Cuando ya cerca del suelo se percataron de que los recalentados campos no "tiraban" ya era tarde y la mayoría acabó en el suelo, en las inmediaciones del gol pero a la ida, sin haber hecho la segunda baliza. Algunos de los pilotos mejor clasificados, como Quicu, Sangregorio o Gómez de Pablos, que tenía un meritorio quinto puesto, eran de los que caían aquí, viendo como casi se esfumaban, a solo dos mangas del final de la competición, sus posibilidades de ganar este campeonato.

La elección de la orilla del valle por la que viajar marca las diiferencias. La mayoría de los que llegan a gol lo hace por las laderas norte. Los que lo hacen por el sur descubren que las habitualmente zonas generadoras de buenas térmicas, la Sierra de Gonzallaz y los cerrados valles que orillan Peña Izaga, al igual que el día 18, no funcionan como deberían y su vuelo se transforma en una agonía de girar ceros hasta que caen cerca de Aoiz.

Una excepción es el vuelo de Carlos Puñet, que viaja por esa zona y cuando está a punto de darse por vencido decide seguir a un buitre que pasa junto a él, y que le lleva a la quizá única térmica buena que se soltó en la zona, permitiéndole continuar el vuelo y no solo llegar a gol, sino también ganar la manga.

En la baliza, cerca de Pamplona, las condiciones son mejores. Los techos rondan los dos mil cuatrocientos y, una vez alcanzados, permiten a muchos pilotos hacer gol a planeo desde allí. Quince de ellos llegan a gol.

 


A las 13:00 aún hay mucha calma


Las rachas dan algún que otro susto.


Artesanía en vuelo


El Club de Vuelo Libre Cadiz.


Iñaki Arrizabalaga en gol, después de un magnífico planeo desde la baliza.


Hay llegadas a gol espectaculares.


Expectación en los despegues.

 


Día 21, espectacular: 132 kilómetros sobrevolando el Collarada

Todo apunta a un día estupendo de vuelo. El riesgo de tormentas casi se ha esfumado y el viento es flojo del sureste. Es la penúltima prueba y se prevé un espectacular duelo entre el primer y segundo clasificado: Carlos Puñet y Marc Utrillo, separados por menos de 250 puntos.

Para acompañar, el vuelo será, para los que tengan la suerte de conseguirlo, uno de los más espectaculares de la zona: Baliza en Embun, para, seguidamente, remontar el valle de Hecho hacia el norte, baliza en el mismo Hecho y un cruce transversal de valles franqueados por picos de casi tres mil metros hasta llegar a Biescas, que es la cuarta baliza. Desde allí se regresa hasta el gol de Berdún, en la carretera Pamplona-Jaca.

Con una altura de 2880 metros, la sierra del Collarada es un formidable muro de roca que los pilotos tendrán que sobrevolar para afrontar con seguridad el paso hacia en valle Biescas, siendo esta la única zona sin aterrizajes claros de todo el recorrido, como oportunamente advirtió Casti en el briefing. El resto transcurre por valles, que, aunque cerrados, siempre tienen lugares donde tomar orillando las carreteras que los recorren.

Los mejor clasificados despegan pronto, aproximadamente a la una y media. El vuelo hasta el final de la ladera es fácil y a las tres ya se ven alas remontando el valle de Hecho.

Los cúmulos cubren prácticamente todo el recorrido que deben realizar sobre los valles pirenaicos, y los techos, hasta 3500 sobre el Collarada, hacen que los pasos sean relativamente seguros, aunque cada uno de ellos se cobra su tributo en pilotos que encuentran el ciclo malo y se ven obligados a aterrizar.

El problema surge en la baliza de Biescas. Es el final del recorrido sobre terreno montañoso y la mayoría de los pilotos llega tarde, cuando los restos de los cúmulos se han agrupado y ensombrecen el valle. Incluso algunos de ellos llegan a mojarse en las virgas.

Este hecho interrumpe el vuelo de la mayoría de pilotos que han llegado hasta aquí. Solo un puñado de ellos tiene la suerte o la vista de buscar las pocas zonas bañadas por algún rayo de sol que se cuela entre las nubes y consiguen salir de la trampa. Rafael y Alvaro son dos de los que lo logran y llegan al gol los primeros, casi media hora por delante del líder de la general, haciendo un meritorio primer y segundo puesto y demostrando que habrá que contar con ellos en próximas ediciones.

Carlos y Marc son dos de los seis que llega a gol. Marc ha hecho todo su vuelo casi más interesado de despegarse de Carlos, que le somete a un férreo marcaje, que en hacerlo lo más rápido posible, por lo que llegan ya muy tarde a gol, sobre las seis y media, cuando ya apenas hay condiciones térmicas.

Carlos se mantiene líder pero con poca diferencia sobre sus seguidores. Mañana, último día de competición, volveremos a presenciar otro duelo por el primer puesto.

 


Primer y segundo clasificado.


Desde el despegue, poco antes de que se abra la manga, mirando hacia la zona donde se desarrollará la prueba.


Quicu, asistido por Manolo.


Rafa y Alvaro, los primeros en gol.


Carlos en gol. Mantiene su ventaja.


Marc llega a gol un minuto después de Carlos.


A las 15:30, cúmulos sobre Pirineos. Los pilotos están camino de la segunda baliza.
En el centro: buenos desarrollos sobre Collarada.


Desde el gol a las 17:00. Los primeros pilotos están llegando a la tercera baliza.


A las 18:00, a punto de llegar a gol los primeros pilotos. La actividad está desapareciendo.

 


Día 22, última manga.

Viento norte. Sopla lo bastante fuerte como para utilizar la salida de la cumbre y allí se montan las alas.

Es la última manga, por lo que se elige una prueba que permita a los pilotos volver temprano para la entrega de premios y la cena de despedida. Consistirá de dos idas y vueltas por la ladera, con una baliza alejada en los hangares del aeródromo de ultraligeros, y gol en Sádaba.

Las condiciones son todo lo buenas que se puede esperar en un día de viento norte. Las balizas de la ladera son fáciles, pero un buen número de pilotos decide, después de hacerlas, no continuar el vuelo hacia atrás de la ladera y aterriza junto al aeródromo o en sus inmediaciones.

Los que están mejor clasificados si lo hacen y, excepto los que llega a gol (11 pilotos), la mayoría cae entre la ladera y Sos. Los dos primeros, Carlos y Marc no lo consiguen, pero la distancia que el segundo le saca al primero no es suficiente como para remontar la diferencia, por lo que Carlos Puñet se convierte en el Campeón de España 2006.


El viento, del norte.


A las tres, ya hay aterrizados en el campo junto al aeródromo.


Alas sobre la baliza de los hangares.