LEYENDA DE DEDALO E ICARO

 

El Rey Minos, mandó a Dedalo construir un laberinto. Era unos edificios con incontables pasajes tortuosos y pareciendo no tener ni principio ni final, como la marea de un meandro que vuelve sobre sí misma, y fluye ahora hacia adelante, ahora hacia atrás, en su curso hacia el mar. Dédalo construyó el laberinto para el Rey Minos, pero después perdió el favor del rey, y éste le encerró en una torre. El ingenió para escapar de su prisión, pero no podía salir de la isla por el mar porque el rey guardó control estricto sobre todas las embarcaciones, y no permitía que nadie navegara sin ser controlado cuidadosamente.  "Minos puede controlar la tierra y mar,"dijo Dédalo, "pero no el aire. Pensaré en esa manera." Así él empezó a  fabricar unas alas para sí mismo y su joven hijo Icaro. El fue uniendo plumas, comenzando con la más pequeña y a continuación más grande, para  formar una superficie creciente. Las unió con hilo y cera, y dio una curvatura  como las alas de un pájaro. Icaro, el muchacho, pasaba el tiempo reuniendo  las plumas que el viento traía de lejos. Cuando al final  terminó su trabajo, el artista, batiendo sus alas, flotó ascendente, y se encontró suspendido, en el aire. Rápidamente equipó  a su hijo de la misma manera y lo enseñó como volar, como un pájaro aprende su primer vuelo desde lo alto del nido. Cuando todo estaba dispuesto para el vuelo él dijo, "Icaro, hijo mío, Debes guardar a una altura moderada, si vuelas demasiado bajo, la húmeda atasca tus alas, y si vuelas demasiado alto, el calor las derretirá. Vuela cerca de mí y estarás seguro." Mientras lo dio estas instrucciones adaptó las alas a sus hombros, la cara del padre estaba mojada por las lagrimas, y sus manos temblaban. El besó al muchacho, sin saber que era la ultima vez . Entonces batió sus alas, y voló hacia afuera, diciéndolo que lo siguiera, mirando hacia atrás para ver como su hijo manejaba sus alas.

Volaron dejando Samos y Delos a su izquierda y Lebynthos a su derecha. Cuando el hijo se confió en su vuelo, comenzó a ascender como si quisiera alcanzar el cielo. La cercanía del sol  suavizó la cera que unía las plumas y sus alas se soltaron. El revoloteó con sus brazos, pero no  tenía plumas retener el aire. Mientras gritaba llamando a su padre se sumergió en las aguas azules del mar. Su padre gritó, "Icaro, Icaro, ¿dónde estás?"  Al final rompió las plumas que flotaban sobre el agua y amargamente se lamentó de su propio invento. Enterró el cuerpo y llamó a la tierra Icaria en memoria de su hijo. Dedalo llegó seguro a Sicilia, donde él construyó un templo a Apolo, y colgó arriba sus alas, en ofrecimiento al Dios.

 

             

          Dédalo construyendo la  Alas                                        ICARO

 

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