Relato del propio Manfred Rühmer de su vuelo de Record de 700,8 Km

Zapata 17 de Julio de 2.001  ala ICARO Laminar MRx

 

A las 8,30 el día ya tenía muy buena pinta y todos los pilotos estaban preparados.

Mark Poustinchian y Davis Straub fueron los primeros en despegar, en un arrastre

doble. Paris Williams y yo despegamos a continuación, justo antes de las 10 de la

mañana, la primera buena decisión del día. Nos soltamos bajos (1.000 mts sobre

el nivel del mar), pues había cola de pilotos esperando y las condiciones eran buenas.

Encontramos térmicas de 1 y 1,5 m/s y pudimos avanzar sin tener que girar mucho,

saltando de un cumulito al siguiente. Los 30 primeros kilómetros fueron fáciles, pero

luego llegó un gran agujero azul. Al otro lado se estaban haciendo nubes, y le dije

a Paris que deberíamos aflojar la marcha y asegurar ese paso. Las térmicas de ese

tramo azul fueron las más flojas de todo el vuelo. Más tarde oí que Davis había

tenido problemas con su cremallera y había vuelto a aterrizar para volver a salir

y que Mark estaba aterrizado poco antes de Laredo. Entonces, Paris y yo

éramos el grupo de cabeza.

Hicimos los 60 kilómetros hasta Laredo en más o menos 1 hora, tras evitar como

corresponde la CTR. El techo ya estaba a unos 1200 o 1300 metros sobre el nivel

del mar, las térmicas de entre 2 y 3 m/s y el viento en cola de unos 20 o 25 km/h.

Llegó un punto en el que le dije a Paris que nos olvidáramos de las carreteras y

los posibles campos de aterrizaje y que voláramos hacia los lugares donde se

formaban las mejores nubes y las mejores calles de cúmulos. Al cabo de un rato

Paris se fue hacia el oeste, en dirección a una nube que parecía estar funcionando,

Pero, por desgracia, no lo estaba. Yo volé aún más hacia la izquierda y encontré

ascendencia a unos 100 o 200 metros más allá de la nube con la que Paris no

había tenido suerte. Era un +2 bastante decente. Paris acabó quedándose una térmica

rezagado por detrás de mí. Fue una pena, porque habíamos planeado volar juntos, lo

que sin duda es una gran ayuda. Paris es un piloto excelente que toma muy buenas

decisiones y su estilo es similar al mío. Decidí continuar porque si yo cometía un error,

tal vez él podría alcanzarme de nuevo, pero no ocurrió así. Él había hecho algunos ajustes

a su geometría variable, pero la cuerda que puso resultó no ser lo suficientemente larga

y una de las veces que la soltó se le coló el extremo por dentro del montante, con lo

que no pudo volver a usarla en todo el vuelo. Voló la mayor parte del tiempo si poder

tensar nada el ala. Pensó en aterrizar mil veces, pero siguió avanzando y rompió el antiguo

record de Larry ¡sin geometría!, toda una demostración, pues cuando vuelas a más de

50 km/h sin tensar el ala la presión en la barra es tan alta que resulta inaguantable, y no

digamos lo que empeora la transición entre térmica y térmica.

Continué solo, manteniéndome alto, bebiendo a sorbitos del Camelbak, masticando

barritas de muesli y concentrándome. Fue un vuelo agradable y no me encontré con

muchos problemas en el aire. El mayor problema fue que el fuerte viento hacía difícil

localizar los núcleos de las térmicas y encontrar ascendencias constantes. Conseguí

permanecer concentrado durante todo el vuelo y asegurarme de tomar las decisiones

adecuadas. Las condiciones seguían poniéndose cada vez mejores, con térmicas de

3 o 4 m/s. Volaba entre ellas a una velocidad de 60 o 70 km/h, más los 25 km/h que

llevaba de viento en cola. Llegué a las colinas Texas y durante un buen tramo fui

consciente de que si aterrizaba allí la recogida sería muy, muy complicada.

Afortunadamente nunca estuve tan bajo como para tener que preocuparme de eso.

Cuando llevaba unos 500 km cometí un pequeño error. En lugar de volar hacia la nube

más cercana de entre las que estaban funcionando, y que quedaba algo a la izquierda de

la trayectoria que yo llevaba, decidí continuar volando recto, a través de un agujero azul,

en dirección a una nube que había al otro lado. Cuando llegué a ella ya había dejado de

tirar y tuve que seguir planeando hasta alcanzar la térmica siguiente. Esa fue la única vez

que estuve de verdad bajo (a unos 400 metros sobre el suelo). Cuando pasé la marca de

los 500 km, entre las 17:00 y las 17:30, sabía que aún me quedaban un par de horas de

luz y de actividad térmica. También sabía que si las aprovechaba al máximo, podría romper

la barrera de las 400 millas (640 km) con la que Davis Straub seguía soñando. Tenía que

seguir concentrado y no cometer errores. Las condiciones habían mejorado aún más con

térmicas de 4 y 5 m/s (en mi vario quedó registrada una ascendencia promediada de 6 m/s)

y un viento de cola de 30 o 35 km/h, con lo que estaba bastante relajado allá arriba. Cuando

pasé la barrera de las 400 millas, a las 19:50 y volví a poner el vario en km (aproximadamente

650 km), pensé de inmediato que era posible alcanzar los 700 km. El GPS me decía que el sol

se pondría a las 20:50, con lo que aún quedaba tiempo. Aunque las ascendencias no fueran muy

fuertes, podrían seguir siéndolo lo suficiente, puesto que yo seguía subiendo a casi 4 m/s.

Empecé a volar más deprisa, y ahí es cuando cometí el mayor error de todo el vuelo: aterrizar

A las 20:30 ¡Demasiado pronto! Podía haber volado otros 20 minutos. Tras mi última térmica

(1 m/s), fui consciente de que necesitaba un testigo de aterrizaje para que el récord fuera válido

y me limité a planear hasta el suelo y aterrizar en Todd Farms (927 metros sobre el nivel del mar).

Tenía 150 metros de sobra sobre el suelo y todo salió perfectamente. Estaba sorprendido por

no encontrarme nada cansado tras un vuelo de 10 horas.

Sabía que había hecho algo especial, algo realmente asombroso. ¡Estaba eufórico! No tenía nada

que ver con ganar un campeonato. Ese vuelo había sido algo único. Había volado solo durante

muchas horas y llegado lejísimos.

Cuando Don y Kathleen llegaron a recogerme, tenía una sonrisa de oreja a oreja. Estaba

sencillamente feliz. Las horas posteriores a este vuelo fueron increíbles y estaba realmente

emocionado. Me resulta verdaderamente difícil describir lo que sentí. Me gusta mucho este tipo

de vuelo. Me gusta la idea de tratar de llegar lo más lejos posible, de utilizar al máximo el día.

Y ése no fue el mejor día que puede ofrecer Texas. Estoy seguro de que si tienes la oportunidad

de quedarte allí durante un par de meses, te puedes encontrar con un día bestial. Si tienes más

viento en cola, despegas antes y no cometes errores, es posible llegar más lejos de donde yo llegué.

Tal vez hasta 800 Km.

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